¿Piensas anular tu voto?
Peor aún, ¿Estás considerando no
votar el próximo 6 de junio?
No acudir a votar, anular tu
voto, o votar por candidatos no registrados es muy mala idea.
Es cierto, puedes pensar que
votar no sirve de nada, pues “un voto no hace ninguna diferencia”. Y quizá así
sea (aparentemente).
El problema es cuando muchas
ciudadanas y ciudadanos caen en el desánimo y ese “único voto” se convierte, en
miles, cientos de miles y en millones de personas que abdican de su poder de
decisión soberana y materialmente dejan que otros decidan por ellos.
¿Estás seguro de querer que otros
decidan por ti?, ¿Confías en su buen juicio?
Cuando una persona decide no
votar, anular su voto o votar por una candidatura no registrada (Cantinflas,
don gato, el chapo, etc.) no está protestando, ni expresándose de ninguna
manera. Al contrario, permite que los votos que se expresen válidamente en las
urnas, se revaloricen y virtualmente cuenten por dos y hasta por tres votos.
En Veracruz, estamos convocados a
votar 5 millones 979 mil 606 ciudadanas y ciudadanos; sin embargo, para efectos
de clarificar el fenómeno de la plusvalía del voto válido a causa del
abstencionismo, los votos nulos y los que se expresen por candidaturas no
registradas, pensemos que la lista nominal de Veracruz (hipotéticamente) está
integrada por 2 millones de ciudadanas y ciudadanos.
Imagina que, como ha ocurrido
históricamente, la mitad de las personas convocadas a votar decidan no hacerlo,
pues “un voto no hace ninguna diferencia”; así de manera automática, cada uno
del millón de votos que se reciban en las urnas contarán por dos, pues por cada
persona que vote, virtualmente se expresará la voluntad de las personas que, al
no ejercer su derecho, se someten a la decisión de la "mayoría" de quienes sí
voten.
Pensemos ahora que, entre los
“revolucionarios” que “valientemente” decidan protestar "enérgicamente" anulando
su voto, en todo el estado se acumulen 50 mil votos nulos; y que entre
ocurrentes que decidan votar por candidaturas no registradas, se registren
otros 50 mil votos inválidos. Entonces, el universo real de electores será de
900 mil ciudadanas y ciudadanas, pues en este escenario, otros cien mil votos se
irán a la basura.
Ahora imaginemos que, como suele ocurrir, la elección se divida en tres tercios; de esta manera, un tercio lo aglutina el partido mayoritario, otro tercio lo obtendrá en el caso de esta elección la “coalición opositora”; y el otro tercio se repartirá entre la pluralidad de alternativas políticas que postularon candidaturas.
En este escenario, quien obtenga
el triunfo, lo hará con poco más de la tercera parte del universo de 900 mil
electores efectivos, es decir, poco más de 300 mil votos.
Es cierto que en una democracia
la mayoría decide, pero es evidente que 300 mil no es la mayoría de 900 mil
electores efectivos; y de ninguna manera lo es, si se toma en cuenta el
universo de electores potenciales (2 millones en el caso hipotético).
300 mil < 2 millones
si 300 mil es menor que 2 millones, entonces no gobierna, ni decide la mayoría.
Sí, cuando las personas deciden
no votar, anulan su voto o votan por candidaturas no registradas, lo que
resulta es que termina decidiendo una minoría. Ahora, si esa minoría tuviera
buen juicio eso no sería un problema, pero en una sociedad de masas, la
realidad da cuenta de otra circunstancia.
Por esta razón, no es buena idea no
salir a votar, y dejar que otros decidan por ti, lo mejor es dejar el desánimo
y salir a votar, y votar en serio, no anulando, ni votando por candidaturas no
registradas, sino por opciones políticas que no signifiquen la dilapidación den
tu derecho al sufragio.
Así que, si estabas pensando en
no votar, te invito a reflexionar y reconsiderar tu decisión, si no te
expresas; de manera tácita aceptas lo que decida la “mayoría”, aunque como ya
viste, no es ninguna mayoría, y peor aún, aceptas lo que decida, aun y cuando no
sea lo mejor para ti, para tus hijos, tu familia, tu comunidad, tu municipio,
tu estado y tu país.
Si decides no decidir, en
realidad no estás decidiendo nada. Si no decides, después no te quejes por lo
que otros decidan.
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