La era del relativismo.
Gilberto Salazar
“La
ciencia es una toma de posesión de la realidad, la filosofía, una toma de
posición frente a la realidad”
Norberto Bobbio
Percepción
y realidad
Seguramente alguna vez han escuchado la expresión: “tu
sólo ves lo que quieres ver”; esta expresión es una forma coloquial de
referirse al fenómeno de la percepción selectiva, pero, ¿Qué es la percepción
selectiva? En términos muy generales, es un sesgo psicológico o malas
interpretaciones de lo que ocurre en la realidad; también se le conoce como
distorsión cognitiva, en razón de que provoca una interpretación inexacta de la
realidad. La razón: las emociones y las creencias preconcebidas de cada persona.
Cuando estamos enojados, nos enfocamos a la fuente del
enojo y por lo general omitimos un sin número de detalles, que nos hacen malinterpretar
los hechos; y si hablamos de una persona celosa, la cosa se pone más
complicada.
La experiencia personal, las creencias y la ideología también
determinan la forma en que interpretamos las cosas y los hechos; por ejemplo,
la expresión: “El león cree que todos son
de su condición”, revela el hecho de que una persona que practica cierto
tipo de anti valores, juzgará que su prójimo practica el mismo tipo de
antivalores. Más claro, como dijera mi amigo Osbaldo Jiménez: “No hay rata que no sea desconfiada”.
De tal suerte, una persona corrupta, juzgará ineludiblemente
a los demás como corruptos; quien piensa que el de enfrente lo quiere chingar,
es porque él mismo está buscando la manera de chinglárselo primero; si no es
que ya se lo chingó.
Pues bien, ejemplos de percepción selectiva los podemos
ubicar en nuestra cotidianeidad, por ejemplo, ¿ha notado que cuando tomó la
decisión de comprar un auto de cierta marca, modelo y color, de repente se da
cuenta que por la ciudad andan circulando un montón de autos con las mismas características
del que usted quiere?, ¿Qué pasa entonces? Usted estaba seguro de que era muy
original, muy suya esa decisión, y de repente, resulta que un montón de gente
piensa, o pensó igual que usted.
La percepción selectiva es un mecanismo de protección
para nuestro cerebro, y es que día a día, momento a momento, nuestro cerebro recibe
miles, cientos de miles, y quizá hasta millones de estímulos a través de los
sentidos; de tal suerte que si registrara de manera permanente toda la
información que recibe, simplemente colapsaría, por eso, nuestro cerebro registra
solamente aquello que nos interesa, y todo lo demás lo desecha, para no
llenarse de basura[1].
Volviendo al caso del auto de sus sueños, no es que de
repente mucha gente haya tenido la idea de comprar el mismo auto que usted
desea; los demás lo compraron por las razones que tuvieron, y siempre estuvieron
allá afuera, pero usted no los notaba porque no le interesaban; en el momento
en que la configuración: marca, modelo y color resultaron de su interés, su
cerebro activo la alerta para registrar todos aquellos estímulos que coincidieran
con esa configuración, es decir, con su interés.
Un “vocho”
amarillo.
¿Quién no conoce el juego de carretera del “vocho
amarillo”? Lo mismo, allá afuera hay un montón de Volkswagen sedán de color
amarillo, aunque ya no tanto como antes, y a pesar de la estridencia de su
color, por lo general pasan desapercibidos en el día a día, sólo los empezamos
a notar, cuando nuestros sentidos están programados para buscar – registrar “vochos”
amarillos.
No obstante, existen variables menos evidentes que
determinan la forma en que interpretamos la realidad.
Cuando nos gusta cierto tipo de música o un artista en
particular, somos capaces de reconocer al artista, grupo o el género que nos
agrada, aun y cuando la fuente de sonido se encuentre a gran distancia de nosotros,
o bien, estando cerca, se reproduce a un nivel muy bajo.
¿Por qué ocurre eso? Como ya lo señalé, nuestra experiencia,
gustos e ideología intervienen en el proceso de interpretación de la realidad,
así como aprendemos[2],
también interpretamos, y nuestras creencias y prejuicios determinan la forma en
que leemos la realidad.
Por ejemplo, revisemos el episodio ocurrido en
Badiraguato, Sinaloa el 29 de marzo pasado, cuando el presidente de la
República, al “supervisar” la construcción de la carretera Badiraguato –
Guadalupe y Calvo, se acercó a saludar a la señora Consuela Loera Pérez, quien
es madre de Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como el Chapo Guzmán.
La interpretación de ese episodio se dio en cuando menos
dos dimensiones:
- ·
El presidente
es un hombre sensible, libre de prejuicios, humilde y buen ser humano que tuvo
la deferencia de atender a una anciana que anhelaba hablar con él.
- · El presidente hizo evidente que tiene un pacto con el Cartel de Sinaloa, a grado tal, que él fue quien se acercó a saludar a la mamá “del Patrón”, pues precisamente, el 29 de marzo se celebra el cumpleaños de Ovidio Guzmán López, hijo del Capo.
La realidad:
La realidad era otra, el presidente no tenía ni qué hacer
en Badiraguato, pues su gira contradecía las recomendaciones del
sub secretario de salud Hugo López Gatel, de permanecer en casa, evitar
aglomeraciones y no saludar de mano a las personas ante el riesgo de contagio
de Covid-19.
Como se ve, un mismo hecho puede, y de hecho es interpretado
de manera distinta, atendiendo a los intereses, experiencia, ideología e
incluso el fanatismo de cada persona.
“Ora pior”
La cosa no para ahí, si convenimos en la afirmación de
Nicolás Maquiavelo, en el sentido que “la política es el arte de engañar”, pues
la cosa se complica, pues partiendo de esa premisa, es evidente que los políticos,
todos, de todos los colores, estadio etario y latitud, son profesionales de la
mentira; entonces resulta aún más difícil interpretar con objetividad los
hechos y la realidad.
¡Imagínese usted qué dialogo se puede producir entre un
mentiroso y otro prejuicioso!
Es por eso que, en esta época, resulte tan difícil para
la ciudadanía conocer “la verdad”, pues toda la información que recibimos y
procesamos, está plagada de sesgos e intereses.
Unos nos dicen lo que nos quieren decir y otros vemos (escuchamos)
lo que queremos ver (escuchar).
Lo que
nos queda.
¿Y qué podemos hacer ante esta realidad adversa?, pues no
nos queda de otra que encontrarle la cuadratura al círculo, así como con el
camaleón de Augusto Monterroso[3], tenemos que adestrarnos
en el uso de las lentes que se requieran, para revelar el verdadero color del
Camaleón que se nos presente.
En suma, debemos desconfiar de toda la información que se
nos presenta, pues recordando los días de universidad, en teoría de la
comunicación I, nos enseñaron que todo mensaje tiene una intención, más si
hablamos de comunicación política, por eso debemos aprender a discernir los
mensajes que se nos dirigen, para que no nos pase lo que a mi abuelita cuando
mi abuelo le dijo: ¡Ven, no pasa nada!... ¡Y pasó!, ¡ya vamos en la tercera
generación!
Ya con
esta me despido.
Esta disposición de las cosas, la forma tan ambigua, y
por qué no decirlo, tan irresponsable en que se produce la información sobre
los asuntos de interés público, provoca otro fenómeno: el de la homogeneidad y
universalidad crítica.
¿A qué me refiero? Los invito a revisar un fragmento del
artículo del historiador y filósofo Yuval Noah Hararí, “El mundo después del
coronavirus”[4],
que dice:
“…pocos seguirán a un líder que no acepta
responsabilidad, que nunca admite errores, y que de manera rutinaria se
adjudica todo el crédito por lo que sale bien, pero busca culpar a otros de
todos los problemas.”
¿A quién creen que se refiera? ¡Obvio! Está hablando de
Donald Trump, pero… ¿A poco no se fue usted con la finta?.
La política de nuestros días está tan degradada, tan
hecha pedazos que nos ofrece liderazgos como los que tenemos; y de esto ya
tiene rato; le cuento que cuando leí, allá por el 2006 “A paso de cangrejo” de
Umberto Eco, que es una colección de artículos y ensayos, en los que se quejaba
amargamente de la presidencia de “il Cavallieri[5]”, en más de una ocasión yo
pensé que se refería al botudo que entonces despachaba en “Los Pinos”.
¿Cómo enderezamos
el camino?
Para obtener gobiernos de calidad, se requiere de
políticos de calidad; y eso sólo lo vamos a lograr cuando tengamos una
ciudadanía y una Opinión Pública de calidad que los acorrale y les exija
cuentas; es pues menester que cada vez más personas se interesen en la política,
y desde su área de influencia, opinen, cuestionen y sancionen el quehacer de
los políticos; de otra forma, seguiremos dando vueltas en círculo y tendremos
una y otra vez, más de lo mismo.
O peor aún, lo mismo, pero más barato.
[1] Ver “Hard Reset” en https://gilbertosalazar5278.blogspot.com/2020/01/hard-reset.html
[2] Ver “El Gobierno de las palabras”
en https://gilbertosalazar5278.blogspot.com/2020/03/el-gobierno-de-las-palabras.html
[3] Ver “Blindaje o agandalle” en https://gilbertosalazar5278.blogspot.com/2020/02/blindaje-o-agandalle.html
[5] Silvio Berlusconi
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