¿Blindaje o agandalle?
Gilberto Salazar
“En un país muy remoto, en plena Selva, se presentó hace muchos años un
tiempo malo en el que el Camaleón, a quien le había dado por la política, entró
en un estado de total desconcierto, pues los otros animales, asesorados por la
Zorra, se habían enterado de sus artimañas y empezaron a contrarrestarlas
llevando día y noche en los bolsillos juegos de diversos vidrios de colores
para combatir su ambigüedad e hipocresía, de manera que cuando él estaba morado
y por cualquier circunstancia del momento necesitaba volverse, digamos, azul,
sacaban rápidamente un cristal rojo a través del cual lo veían, y para ellos
continuaba siendo el mismo Camaleón morado, aunque se condujera como Camaleón
azul; y cuando estaba rojo y por motivaciones especiales se volvía anaranjado,
usaban el cristal correspondiente y lo seguían viendo tal cual.”[1]
Augusto Monterroso.
El
día de ayer en sesión extraordinaria del Consejo General del INE, la mayoría
integrada por los consejeros electorales encabezados por Lorenzo Córdova: Ciro
Murayama, Benito Nacif, Marco Baños, Jaime Rivera, Claudia Zavala, Dania Ravell y Enrique Andrade resolvieron ratificar en el cargo a su sempiterno
Secretario Ejecutivo, Edmundo Jacobo Molina. La medida desde muy temprana hora
generó amplia polémica, pues al parecer dicha sesión extraordinaria no estaba
en la agenda; no obstante fue convocada de manera precipitada, como si se
tratara de un asunto de urgente resolución. No era así.
Edmundo
Jacobo Molina fue designado por primera vez como Secretario Ejecutivo del
entonces Instituto Federal Electoral el 5 de junio de 2008[2], en la época en que
Leonardo Valdés Zurita presidía su Consejo General, y del que formaban parte
desde el 8 de febrero de ese mismo año, Marco Antonio Baños Martínez y Benito
Nacif Hernández; un hecho destacable es que en esa ocasión Jacobo Molina fue
designado por unanimidad de votos de los integrantes del Consejo General del
IFE.
Como
consecuencia de la reforma constitucional en materia político electoral de 2014[3], y a propósito de la nueva
integración del Consejo General del Instituto Nacional Electoral –aunque repitieron
como consejeros electorales Marco Antonio Baños Martínez, Benito Nacif
Hernández y desde luego su actual presidente Lorenzo Córdova Vianelo– el 10 de
abril de 2014, Edmundo Jacobo fue designado como Secretario Ejecutivo del novel
Instituto Nacional Electoral por mayoría de 8 votos, con 3 en contra de los
consejeros electorales: Pamela San Martín Ríos y Valles, José Roberto Ruiz Saldaña
y Javier Santiago Castillo. En esa ocasión y conforme al artículo 50 de la Ley
General de Instituciones y Procedimientos Electorales fue designado por 6 años,
con la posibilidad de ser reelecto una sola vez.
De
esta forma, el nombramiento del actual Secretario Ejecutivo del INE concluye el
9 de abril próximo; por tanto, la lógica y la experiencia dictan que la
designación de un nuevo Secretario, o en su caso, la ratificación del actual,
no debió producirse sino hasta la conclusión del mandato vigente; entonces, ¿Por
qué la prisa?
Las
razones y disonancias que para justificar la anticipada y atropellada
determinación de ratificar a Jacobo Molina pueden ser consultadas en la pluralidad
de notas periodísticas que dan cuenta del hecho y que recogen las principales
expresiones de sus protagonistas; sin embargo, la verdadera razón para anticipar
la decisión es una: Evitar que quienes resulten designados por la Cámara de
Diputados para relevar de su cargo a Marco Antonio Baños, Enrique Andrade
González, Pamela San Martín Ríos y Valles y Benito Nacif Hernández[4], participen de la importante
decisión de nombrar o ratificar al Secretario Ejecutivo del INE.
Comprendo
la preocupación del consejero Presidente para asegurar una disposición de cuadros
que asegure en la mayor medida posible la adecuada operación y coordinación de
las elecciones locales que se realizan este año y sobre todo para la elección
intermedia de junio de 2021. La experiencia no se improvisa, y en tal sentido,
el actual Secretario tiene todas las credenciales que determinan su idoneidad
para el puesto.
No
obstante, como decía Juan Gabriel: ¿Pero qué necesidad?, ¿Por qué hacerlo así?,
¿Por qué no esperar a que concluyera el actual nombramiento de Edmundo? Y, con
una nueva integración, construir consensos para lograr su “necesaria” ratificación.
Ayer
por la noche reflexionando sobre este tema, recordé que por ingrato que
parezca, las personas que nos rodean son más proclives a recordar los errores o
agravios que cometemos antes que nuestros aciertos o virtudes. Cuando
atropellas y matas a un perro por accidente, entonces te llaman “mataperros”,
así solo haya sido uno.
Uno
de los principales valores que debe procurar el Instituto Nacional Electoral es
construir confianza en la ciudadanía respecto de su actuación. ¿Cómo construir
confianza a partir de una acción que invariablemente mueve a suspicacia?
¿En
realidad era imperativamente necesario adelantar la designación o ratificación de
la Secretaría Ejecutiva del INE?, ¿Por qué la urgencia?
Flaco
favor le hicieron a Edmundo Jacobo Molina, pues la forma tan atropellada como
fue ratificado en el cargo lo ubicará en el centro de atención y lo hará objeto
de cuestionamientos y señalamientos; lo mismo ocurrirá respecto de la imagen
pública del propio Instituto Nacional Electoral que de por sí, ha sido sometido
a una sostenida campaña de desgaste mediático. Al haber actuado así, los
consejeros que mayoritariamente votaron la ratificación anticipada del
Secretario Ejecutivo dan la razón a sus detractores.
Desde luego, este episodio será calificado por cada quien de acuerdo a su experiencia, posición ideológica y sus intereses; habrá quienes aplaudan la medida y reconozcan la valentía de los consejeros para defender la autonomía y profesionalismo del Instituto Nacional Electoral. En oposición, se prevé una virulenta reacción de quienes acusan al INE de ser una institución de cuestionable solvencia moral de la que sin duda seremos testigos en medios de comunicación y redes sociales.
Desde luego, este episodio será calificado por cada quien de acuerdo a su experiencia, posición ideológica y sus intereses; habrá quienes aplaudan la medida y reconozcan la valentía de los consejeros para defender la autonomía y profesionalismo del Instituto Nacional Electoral. En oposición, se prevé una virulenta reacción de quienes acusan al INE de ser una institución de cuestionable solvencia moral de la que sin duda seremos testigos en medios de comunicación y redes sociales.
Citando
a Augusto Monterroso: “¡Todo camaleón es según el color del cristal con que se
mira!”
Facebook:
/gilberto.salazar.3994
Blogger:
gilbertosalazar5278.blogspot.com
[1] El
Camaleón que finalmente no sabía de qué color ponerse (fragmento)
[3] Publicada
en el Diario Oficial de la Federación el 10 de febrero de 2014.
[4] Quienes
concluyen su encargo el 3 de abril del año en curso.
Comentarios
Publicar un comentario